En espera de
reincorporación social, su nombre figuró por algún tiempo en una lista de PROEMDIS,
en el Ministerio de Trabajo de su localidad. Mientras, ejercía el duro oficio
de ama de casa. “El puesto en el Taller se otorga a las Asociaciones de
discapacitados, tratando de equiparar la presencia de las tres, y un día me
llamaron porque había una plaza vacante para mí. ¡Imagínese!, trabajar aquí es reintegrarse
a la sociedad.”
Dedicado a la
producción seriada con materia prima generalmente de reciclaje, para la venta
al mercado industrial y a organismos, el taller de discapacitados se descubre
hoy como una nueva oportunidad humanitaria. Un equipo de doce hombres y mujeres
con discapacidades físico-motoras, visuales o auditivas, ejercen en este local
el noble ejercicio de la utilidad social.
“La empresa en el
municipio cuenta con seis talleres para el trabajo con metales, industria
química, artesanía, confecciones textiles, carpintería y útiles varios. Dentro
de ellos, el local de discapacitados satisface una demanda creciente, ejercida
mediante contratos con organismos locales y de otras provincias”, explica
Guillermo Nieves Ibarra, director de Vascal en Colombia. “Hace tres años este
local fue rehabilitado con un crédito venezolano que dotó de equipamiento,
mobiliario y seguridad al inmueble. Condiciones que han sabido mantener con el
cuidado de todos sus miembros.”
ENTRE PAPEL Y CARTON… CREACIÓN
Cuando los equipos
de videos Vetamax y VHS daban el último grito de la moda en Cuba, nadie imaginó
que unos años después aquellas cintas de “Cara contra Cara” o “El mosquito
asesino”, desplazarían su utilidad a un ring de boxeo infantil. Es así como
grandes estivas de casetes fueros desmontadas en las interioridades del Taller
para elaborar con depurada técnica, sogas de gran calidad, diferentes tamaños y
utilidades.
“Utilizamos varias
líneas de producción, ahora tenemos: fais, cajitas de cumpleaños, carpetas,
agendas, sobres de pago, cartuchos, juegos de barajas, tarjetas de entrada y
salida, modelos multipropósitos para empresas y las sogas de cintas que
comenzamos a elaborar para el Inder municipal”, cuenta Inés María Fernández
Ramírez, jefa de brigada.
“Ahora se está
pensando la extensión del trabajo con tejido, a partir de la entrega de tres
máquinas portátiles de coser y la capacitación a varias obreras en su uso. El
talento artesanal de todos los miembros es indiscutible, cada producción
desarrollada a lo largo de estos años se ha vendido con buena calidad y demanda”,
asegura Gillermo.
CON LOS
ÁNIMOS A CUESTAS
La competencia para
la creación no es el único don que cultivan estos obreros. Y es que pertenecer
a una Asociación de discapacitados simboliza el interés humano de
reincorporarse a la sociedad con todos los ánimos a cuestas. Santo Clodobaldo
es de esas personas que se hacen sentir aunque les falte la voz, que sale a
disfrutar de una noche de fiesta aunque no escuche el ritmo y no deja pasar a
los conocidos sin extenderle la mano y algunos gestos de amabilidad. Antes,
utilero de una orquesta del pueblo, desde hace 17 años, obrero consagrado del
Taller y artista aficionado de la
Casa de la
Cultura municipal.
Pedro Isada tienen
31 años y es miembro de la
Ansoc. Representa al municipio en las modalidades de atletismo, jabalina y disco
en las paralimpiadas provinciales cada año y mantiene como entretenimiento la
práctica de Fútbol cada tarde en el terreno yermo del vecindario. Desde los 21
años sus tareas se desligan a regalar buen humor de mimos en un grupo de teatro
en la Casa de la Cultura municipal y a
ejercer un oficio en el Taller.
Confiesan que
muchas veces la incomprensión social desdeña aquellos derechos propios del
discapacitado ante una cola de Mercado, pero desconoce que cada afiliado guarda
la responsabilidad de cumplir planes, de participar en manifestaciones de arte,
reuniones mensuales, informes, análisis y jefaturas no remuneradas. “Hay personas
con discapacidades que no se incorporan a la Asociación. ¡Si
supieran que eso es un error! En las reuniones nos animan mucho a integrarnos
en diferentes actividades, yo misma soy coordinadora de una delegación de base y
también pertenezco al grupo de teatro de la Aclifim ”, cuenta Madelaine.