La Unidad de
Propaganda del Partido en Las Tunas
celebra el aniversario 45 de labor al
servicio del pueblo...
“En
una visita de Fidel Castro al municipio de Jobabo, allá por los 80´, vivimos
uno de los momentos más emocionantes en estos años de trabajo”, cuenta Rafael
Armando Rodríguez Cutiño, director de la unidad de Propaganda. “Llegamos
temprano en la mañana y montamos todos los aseguramientos, pero veíamos que
había muy poca gente en aquel lugar.
“De
pronto entraron por la carretera central tres autos marca Mercedes Benz, dieron
un giro por el central y cuando en el poblado dijeron: “¡Viene Fidel!”,
¡aquello fue una avalancha!, la gente salió de las casas y llenó las calles,
las azoteas, arriba de los árboles, todo el pueblo salió a su encuentro!”.
Fue entonces que: “En medio de
aquella euforia vienen los compañeros de la seguridad a revisar el escenario,
uno de ellos hala un micrófono y zafa la conexión. Nos mira y nos dice: ¡Tienen
15 minutos para que esto esté restaurado! ¡Oiga! ¡A esa hora buscamos la
pistola y empezamos a empatar cables! Cuando fue a comenzar el acto todo estaba
listo”.
Es quizás la tarea más anónima y
pública a la vez, la de mayor carga de adrenalina cuando el resultado del
montaje es avalado por miles de espectadores y un jurado de máxima categoría en
la dirección gubernamental.
La
Unidad
de Propaganda del Partido es la encargada del montaje y aseguramiento de las
actividades políticas, construcción de vallas y anuncios de bien público, así
como una amplia gama de servicios -previo convenio con las partes- a entidades
estatales para la promoción ideológica.
Con 40 trabajadores, la sede
provincial cuenta con personal técnico especializado, dispuestos en departamentos
de sonido, montaje de actos y vallas, diseño y pintura. Una función concatenada
de esfuerzos que sirven de salvaguarda y preservación a la imagen corporativa
de cada entidad.
El embrión de este proyecto se funda
en el año 1969, con vistas a apoyar la zafra del 70´ en el sur de Las Tunas.
“Ahí se movilizaron una serie de compañeros, entre ellos periodistas,
operadores de audio, aficionados. Se hizo una labor de divulgación de todo
cuanto aconteció en la movilización”, recuerda el director.
“Terminada la zafra se conforman los
talleres en el municipio cabecera, dispersos por toda la ciudad en diferentes
locales, hasta que en los años 80´ con ayuda y esfuerzo propio de los
trabajadores se construyó la unidad actual en la calle Miguel González”.
Muchos pedidos se elaboran fuera de
la provincia, pero la gestión parte de estas oficinas. La venta de banderas
cubanas, del 26 de julio, de organismos y banderolas impresas, confección de
llaveros, distintivos, propaganda a grande escala, son algunas de las acciones
locales.
45 AÑOS AL
SERVICIO DEL PUEBLO
Aunque la escasez de recursos puede
hacerse aun presente en la materia prima, el amor es lo que impulsa la tarea.
Así lo simboliza Ricardo Nieves, uno de los veteranos de esta área del arte
manual. “La propaganda gráfica obedece al interés político de la provincia. Es
un trabajo que requiere pasión.”
Y asegura, falta esa continuidad
generacional que toda obra necesita: “aquí llegan los muchachos egresados de la Escuela de Arte y se van
porque no se adaptan al sentido netamente ideológico. Muchas veces no tienen
interés al oficio del rótulo. Se aprenden variadas técnicas pero se requiere
vocación y amor”.
Son diversas las anécdotas que calan
en la memoria de quienes fundaron el camino de la propaganda territorial. “Comenzamos
haciendo vallas con sacos de yute, se le daba almidón y después se pintaba, ¡no
habían materiales! Así hacíamos secuencias enteras a la entrada y salida de los
municipios”, recuerda Nieves.
Existe la opinión entre los
trabajadores de que entonces se explotaba más la propaganda ideológica. “Para
las fechas históricas habían muchos encargos. Teníamos épocas en que, por
ejemplo, Fidel Castro estaba hablando y había un equipo preparado para sacar
las frases determinantes. La redactora de texto María Peña nos entregaba las
líneas y a la media hora salíamos en bicicleta por ahí poniendo los carteles en
los postes. ¡Se vivía esa inmediatez!
“Pienso que -y sentencia ante la
grabadora mientras rectifica con esmero un leve hilo de pintura que salió fuera
de la línea divisoria- hay que recuperar la atención a la propaganda. Si
resulta de mal gusto que pase un evento sin difusión, un error superior es que
culmine y siga el cartel ahí”.
El actual director también figura
entre los primeros trabajadores del centro. “Cuando entré a trabajar aquí en el
año 71´, existía carencia de recursos, no teníamos ni transporte para cargar
los audios. Entonces amarrábamos los equipos chinos y las trompetas en el
sillín de la bicicleta e íbamos a cubrir los actos”.
“Durante todos estos años hemos
estado al lado de los máximos dirigentes de la provincia y el país, velando
cada detalle. Tenemos sentido de pertenencia del lugar, a ello se ha dedicado toda
nuestra juventud. A más de cuarenta años, seguimos trabajando con el mismo
ánimo, con el recuerdo de quienes inauguraron la entidad y de los que ya no
están junto a nosotros”.
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