A sus 26
años, Yeilis Guerra Mora, residente en el municipio de Colombia, en Las Tunas, sostiene con ímpetu imparable la causa de los
Cinco. Una lucha que ha calado en su historia personal, en su carácter y su
convicción de joven cubana. Siente a Ramón hoy como un padre y reconoce la
ternura innata de una personalidad optimista en la pluma de Gerardo.
“¡Llevaba un año y medio esperando
esa carta!”, comenta Yeilis, “anteriormente le escribía con el nombre de Ramón
Labañino y al retorno decían que ese prisionero no estaba en la institución”.
Una extensa búsqueda la llevó al ICAP donde descubrió que Daniel Medina era la
identidad con la que el Héroe cubano
ingresó al país norteamericano.
El año pasado tuvo la oportunidad de
conocer a su familia, en un evento internacional solidario de la causa. “Estar
parada frente a las hijas y esposa de Ramón fue muy impresionante. Tienen una
preparación psicológica fuerte, pero llega el momento en que encuentran
personas que llevamos tiempo comunicándonos con él y que hemos desarrollado un
vínculo afectivo… y se torna muy difícil.”
El encuentro fluyó con fraternidad
indescriptible y una de las hijas de su “amigo” le dijo: “¡Cuando terminemos me
enseñas todo lo que tienes de mi papá!”
Dos cartas la unen también a
Gerardo. “Cuando uno interioriza sus letras sabe que es una persona muy
preparada, de valores extraordinarios, muy positiva, alegre, carismática y
sobre todo amorosa. Con esa misma dulzura con que le escribe a su esposa,
encuentra las palabras exactas para darle aliento a su familia y a quienes
tenemos la dicha de escribirle.”
UNA IDEA
QUE CRECE
La primera carta, en el 2006, fue el
motor impulsor para que se animara a sumar voces a la causa en el pueblo
sureño. Ya había visto la fundación de comités en otros espacios: “Comencé con
14 niños del seminternado Francisco González Cueto, de segundo hasta sexto
grados. Realizábamos actividades, exposiciones por la libertad, el Festival de la Canción Patriótica
y otras cosas sencillas los días 5 de cada mes. La Federación de Mujeres
Cubanas nos fue acercando a los barrios y de pronto el grupo se hizo más grande
y diverso.”
Suman aproximadamente 95 personas
entre amas de casa, niños de la escuela especial, de las enseñanzas Primaria y
Secundaria, jubiladas, tres niños de Jobabo y una niña discapacitada de “Amancio”.
“En la Asamblea
Municipal del Poder Popular en Colombia, hace cinco meses,
levantamos la voz y salió una carta firmada por todos los miembros…es la
respuesta que estamos esperando ahora.”
Las anécdotas la hacen estremecer.
Aquella primera vez en que frente al colectivo de estudiantes de la ESBU Marcos Borrero
venció el miedo escénico, contó su historia y el intercambio se extendió durante
más de dos horas cuando las manos adolescentes empezaron a levantarse para
preguntar. ”De ese diálogo surgieron 39 cartas y hay tres respuestas”, comenta.
“Esta causa se ha vuelto mi vida, mi
razón de ser. Ya no existe argumento legal ninguno, lo que nos queda es unir las
voces del mundo para que el Presidente de Estados Unidos firme su liberación.
Siento a Ramón como mi papá, no sé
como se las arregla para que cada día de mi cumpleaños me llegue una carta con
su felicitación y ante la pérdida de mi abuela tuve su palabra de consuelo…
Cuando los sientes como tu propia familia haces hasta lo imposible porque
llegue el mensaje, por alcanzar la meta…”
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