Si hay anécdotas que marcan el curso
de ciertas vidas, esta sería -asegura su progenitora, Eliza P. Sarduy- la que
definiría la pasión con la que llegó al mundo un 5 de enero de 1994 Yoandrys
Alberto Lescay Pardo.
“Desde pequeño fue así, vivía
corriendo, era rápido, ágil”, asegura su padre, Gilberto L. García. A la edad
de ocho años, los profesores Raúl Baute e
Idolfo Trujillo descubren su talento para el atletismo y en el año 2005,
con once años de edad, es declarado atleta con perspectiva inmediata e ingresa
a la EIDE Carlos
Leyva González, de Las Tunas.
“Esa decisión no fue fácil, su madre
siempre quiso que se inclinara por carreras científicas, pero la vocación
estaba, y yo lo apoyé”, recuerda Gilberto. En el 2011 se incorpora a la ESPA provincial y al año
siguiente es promovido al alto rendimiento nacional en la escuela Giraldo
Córdova Cardín donde ha consolidado su crecimiento deportivo.
Apenas 21 años de vida y el
velocista colombiano sostiene un aval impresionante. A la vera de unos Juegos Escolares
Nacionales conquistó el récord nacional en los 150 metros planos y en
los 80 metros
(este último todavía vigente) y en las mismas competiciones del 2010, junto a
cuatro medallas de oro, el nombramiento de competidor más destacado.
No dejaría de sorprender el joven
tunero, un año después se agencia la medalla de plata en la Copa Cuba. En el
Campeonato Centroamericano Juvenil celebrado en El Salvador en el 2012 alcanza
dos medallas de oro y es seleccionado el más destacado de la delegación
cubana. En este mismo año participa en
el certamen mundial juvenil en Barcelona, España, ya clasificaba entre los diez
mejores atletas a nivel nacional.
Todavía dentro de la categoría
juvenil, en el 2013 clasifica para semifinales en el mundial de mayores
celebrado en Moscú, Rusia. Le seguiría su presencia y lauro en el Panamericano
Juvenil de Medellín y en el Centroamericano de atletismo. En el 2014 participa
en el primer mundial de relevo celebrado en Bahamas obteniendo el quinto lugar
y clasificando para el mundial de este año con un excelente tiempo de 3.64
minutos.
Vendrían luego incontables lauros en
la liga europea: en el mitin de Alemania, España y en la Copa Panamericana
del Distrito Federal en México, en el nacional de Trinidad y Tobago, donde
participa por invitación. Distingue su oro en el festival de velocidad Rafael
Fontún in memorian y su participación en los juegos Centroamericanos de
Veracruz, México.
“Esta última medalla, agrega, la
alcanza el 25 de noviembre, fecha en la que casualmente desde Tuxpan, México parte
el Yate Granma en 1956. Para mayor coincidencia histórica, es recibido por el
pueblo que lo vio nacer el dos de diciembre, fecha en que desembarcaron los
expedicionarios del Granma”.
Y vuelve a hacer historia este año.
“Nuevamente es el tercer colombiano en participar en los Juegos Panamericanos.
Le antecedieron José Gómez Mustelier en 1979 y Félix Núñez González en 1983,
después de 32 años este jovencito nos representa en los juegos de Toronto,
Canadá y obtiene medalla de plata en el relevo 4 x 400 metros, la última medalla
para la delegación cubana”, rememora Justo Medrano.
Quiso otra vez la coincidencia que
tras una supuesta descalificación de la cuarteta cubana, a los atletas les fue
entregada la medalla a las 3 de la madrugada del 26 de Julio, a solo unas horas
de celebrarse el 62 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos
Manuel de Céspedes. Por este resultado es condecorado con el sello de la
dignidad.
En la pared de la sala familiar penden
honrosas las medallas, con cada inscripción en ellas, los recuerdos de la
infancia reciente, de los años difíciles en que la madre cumplía misión
internacionalista en Venezuela y en casa se las arreglaban para mantener la
disciplina, preparar la mochila y partir puntual a la escuela. En el barrio, el
Inder municipal, en el departamento de enfermería del hospital donde dirige su
madre o entre los ferrocarriles de Azcuba donde trabaja su padre, la victoria
del joven tunero se hace eco.
Le recuerdan desde el sur tunero
mientras él guarda la añoranza y los desvelos por la familia, los relega a
segundo plano mientras trabaja sin descanso. El pequeño colombiano no tiene
tiempo para recibir las felicitaciones. Ahora se prepara para el encuentro
Panamericano de Atletismo en Costa Rica y para el mundial en China. La suerte
está echada.
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