lunes, 13 de octubre de 2014

El día que Las Tunas entró a la Guerra



De pequeñas, pero firmes hazañas estuvo forjado el camino de aquellos hombres que soñaron con liberarnos del colonialismo español. La ciudad Fénix guarda entre los escasos balaustres de una arquitectura dañada en favor de la convicción, una innegable tradición heroica.
Una gesta tan marcada en los calendarios cubanos como la Guerra de los 10 años, tuvo a bien en sus episodios la acción de los tuneros. El 13 de octubre de 1868, el General Vicente García al mando de patriotas del territorio cumplen el segundo asalto a la ciudad de Las Tunas; comienza la Guerra en la comarca. De aquella mañana gloriosa han transcurrido 146 años.

En la finca El Mijial, cercana a Las Tunas, ya había quedado acordado el 4 de octubre que el alzamiento se consumaría diez días después. Pero Carlos Manuel de Céspedes, apremiado en una casería enemiga que amenazaba con estrechar el cerco de la ventaja revolucionaria, se pronunció con energía de golpe seco y declaró la guerra a España, un diez de octubre no planeado desde aquella esquina geográfica en La Demajagua.
Vicente García, principal jefe de las fuerzas revolucionarias de la jurisdicción de Las Tunas, supo del hecho el día 11 en una reunión del Ayuntamiento del cual era miembro de honor. No se hicieron esperar sus órdenes y apenas 24 horas bastaron para alistar el apoyo al levantamiento del Padre de la Patria.
En su memoria aquel primer intento de enfrentar a los opresores en julio de 1851. Al frente, el camagüeyano Joaquín de Agüero, sus hombres, hijos humildes de esta tierra oriental. Aunque la inexperiencia melló la iniciativa, la acción quedó grabada en la intranquilidad juvenil del joven de 18 años que era entonces el General tunero.
La oportunidad se presentaba ahora con prontitud desconcertante, pero precisa. Años antes se había conducido Vicente con total rebeldía por la línea del trabajo independentista, una admirable trayectoria que le encontraría en ese 1868 siendo uno de los principales jefes del oriente y Camagüey.
El amanecer del día 13 de octubre les sorprendió poniendo a prueba una vez más el valor indiscutible. Los tuneros asaltaron a su ciudad y la ocuparon casi totalmente, con la excepción de la iglesia junto a la Plaza de Armas (actual parque Vicente García) donde estaban atrincheradas las fuerzas colonialistas.
El portón de la iglesia quedó ileso esta vez, no eran suficientes los explosivos, pero la marcha triunfal de los patriotas por las callejuelas de la villa gratificaba a la historia que estaban creando.
Más tarde, desde el Potrero de El Hormiguero y a la vista de los españoles, ondearía libre la bandera cubana.

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