lunes, 17 de junio de 2013

En el recuerdo eterno, Guzmán


Es junio y apenas se puede respirar la conformidad, la ausencia forzada, la añoranza, ahora más profunda. En las paredes del recuerdo quedan grabadas las tantas medallas, aquel esbozo de su rostro sobre orfebrería en Beijing 2008, un retrato familiar, la imagen de sus eternos alumnos y seguidores, de sus retribuidos entrenadores. Este 6 de junio el calendario continuó su marcha inmortal, para decirnos que aún persiste el amor y el respeto, que no se olvida.
Cuando este enero Jorge Guzmán Socarrás, púgil indiscutible de Cuba y Las Tunas, nos dejó físicamente a la escasa edad de sus 48 años, la historia del deporte cubano se estremeció y lloró. Tras una trayectoria exitosa con 316 victorias, más de veinte medallas y distinciones, su representación en más de 40 países como profesional y maestro, queda un rezago humanitario, las anécdotas personales, la añoranza de sus familiares y amigos. Obtenidas desde el recuento necesario, estas son las coincidentes opiniones que laten en el sentir de su pueblo:
“Jamás le vi insultar a un adversario -cuenta Ary Pacheco, amigo de infancia-  dentro ni fuera de las “doce cuerdas”. El peso mediano que los comentaristas deportivos llamaran “el caballo de prueba”. Siempre fiel a Fidel y a su Revolución, supo defender lo que quería, no flaqueó ante las dificultades y nunca olvidó su origen humilde. Sus altas obligaciones con el deporte no fueron obstáculos para el contante desvelo por sus dos entrañables hijos, su esposa, sus padres y amigos.”
“De hablar pausado y sereno –recuerda Nancy Rodríguez, atleta destacada del municipio- nunca alimentó vicios….aunque sabía de su enfermedad hepática y convivió con ella por varios años, trabajó sin descanso hasta el último momento. No dejó de sorprendernos su partida, sobre todo cuando hablaba con tanta fe de su recuperación.”
“No recuerdo verle perder por nocaut, asegura Pacheco, era un zurdo muy difícil para conectarle, de un estilo escurridizo y fuerte pegada. Pero no dudaba en sobrellevar a los más jóvenes. Recuerdo que los torneos “Playa Girón” se efectuaban siempre en enero y a los deportistas le daban el pase de fin de año para que lo pasaron con su familia, Jorge decía: “No me puedo exceder, no puedo descuidar la preparación”. Se levantaba en las madrugadas a correr y a hacer ejercicios…resultados: durante su estancia en el equipo nacional de boxeo fue medallista siempre.
 “Un día le dije que tenia que recoger en un álbum todos los recortes de periódico y las fotos, para hacer su historia. Hoy sé que su trabajo no se puede encerrar en tan pocas cuartillas, Martí expresó que solo hay en el mundo una forma de ser dichoso, ser bueno”, y yo puedo decir amigo, hermano, doy gracias a la vida por haber compartido con un hombre de bien...”
Aun con el dolor a cuestas, su esposa, en completa cortesía, pocas horas después del sepelio dedicó a sus amigos las más cercanas memorias de su entrañable compañero de vida. Entre el manojo de medallas, los álbumes, la foto con la cesta que el líder de la Revolución cubana Fidel Castro enviara con cariño un fin de año, las reuniones con la comitiva del AIBA. Inmortalizado ante el lente, el momento en que abrochaba el guante a un discípulo, un encuentro familiar, una carrera que fue toda pasión y vida.   

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