jueves, 6 de agosto de 2015

Nuevas arenas en Guayabal



Ha pasado algún tiempo desde que el huracán Ike asolara sus calles, sus casas…la quietud sagrada de su cementerio apostado a la orilla del mar. Dicen que después Guayabal no fue el mismo. Y cuanta razón hay en esa leyenda que a hurtadillas se cuela en la historia de la comunidad.
A la costa humilde llegaron nuevas arenas...y quién la sabe de memoria, la repasa con la mirada adivinando a dónde habrán ido a parar las casitas de madera roídas, los balaústres más antiguos, los jardines que el mar se llevó.
La zona de pescadores humildes si cambió. Con el empeño de quienes saben restaurar sobre el árbol caído, es una comunidad que se levanta, que se limpia y rejuvenece. La temporada veraniega así lo confirma. El ir y venir de personas de toda la provincia y foráneos asiduos, son la prueba testimonial de que hoy Guayabal se levanta.
Hoy la costa sur está adornada con sombrillas de guano para acompañar al visitante, la sombra de los arboles a la vera del mar otra vez cobija y en los lindes del poblado el Campismo Popular, acreditado con la bandera de Colectivo Vanguardia Nacional, se sostiene como opción recreativa local con novedosas propuestas.
Y es quizás esta una de las áreas que más se empeña en renacer. Cuando la Ley de Costas llegó a este segmento de la geografía tunera, encontró en la instalación más de una construcción afectando la calidad del medio ambiente.
El pasado año fueron demolidos y reestructurados -con la ayuda del colectivo y ante la premura del verano- cinco cabañas, el almacén, la cafetería, el restaurante, centro de elaboración, departamento de economía y el área administrativa.
En su lugar la arena y la reforestación cubrieron el daño que el hombre causó. Con buen pie, como dice el cubano tradicional, en este periodo fue aprobada la inversión solicitada por la provincia al Ministerio del Turismo, con un monto ascendente a los 150 mil pesos.
Con mayor confort se restituyó un restaurante, la carpeta y dos cabañas climatizadas; un punto para la venta en divisa y la novedosa incorporación de dos baños públicos correctamente aseados para el servicio a la población. La fumigación reiterada, la limpieza del área, el servicio acompañado del buen trato, la pintura y confort, hacen de esta una oferta mejorada.
Hubo una coherencia imprescindible en los mecanismos territoriales para lograr apoyar la Ley de Costas, preservar el medio ambiente marino y a la vez, mantener el campismo como oferta recreativa necesaria para la población tunera.
La recuperación que se apodera del Guayabal tanto en sus márgenes como en su planificación institucional, merece el respeto de todos los que absorbidos por los encantos de la brisa marina llegamos a sus predios. El cuidado de lo logrado es hoy prioridad, como muestra incondicional de homenaje a la comunidad que avanza al progreso.

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